No habría honestidad en este sitio si no hablara de mi gusto por la estética, maquillaje y cuidado personal. Quienes me conozcan más allá de la versión virtual sabrán que para mí el maquillaje es una forma de expresión. Durante casi 10 años todos los cambios de look capilares fueron obra y “desgracia” mía. Para mí no era fácil encontrar un salón en el que, por una parte, accedieran a hacerme lo que yo quería y por otro lado, me sintiera cómoda. Reconozco el encanto almodovariano del salón de belleza de siempre, en el que las noticias vuelan, las revistas del corazón se actualizan más que las pantallas de la bolsa, pero nunca me sentí del todo cómoda en ellos. Durante los últimos años me he animado a probar algunos salones que podrían considerarse exclusivos o lujosos, según mires la lista de espera o el presupuesto económico necesario para solicitar cualquier servicio. Y para mí ha sido una buena inversión. Algo prácticamente terapéutico. Aunque no ha evitado que siguiera realizando mis locuras en mi propio pelo en casa.
El otro día fui invitada a un salón del que no quise salir y eso que no me realicé ningún tratamiento de los que ofertan. Me convocaron a una tertulia. Pero no hablamos de cosmética, ni de moda ni de estilismos. Hablamos de comida y de veganismo. De salud, de estilo de vida. A la luz de las velas en torno a una mesa perfecta nos sentamos diferentes personas, de las cuales yo sólo conocía previamente a dos amigos, también periodistas. Y fue un ambiente realmente encantador. Cada una de nosotras veníamos de un entorno y mundo distinto. Y la conversación fluyó de manera natural, tranquila. Hubo tiempo para algunas bromas, para reflexiones, para conocer y aprender. Fue, francamente, un lujo poder estar ese ratito.
Nada más llegar me quedé fascinada por el local. Por eso digo que no quería irme de allí. Cada detalle, la decoración, el ambiente. Pura magia. Estoy deseando volver, ya sea para una nueva tertulia o para dejar que otros me cuiden. Sin duda alguna, probaría algún tratamiento facial o la manicura. Tienen especial cuidado con los productos que utilizan. Si he logrado generar un mínimo de intriga, os invito a visitar la página web… no tiene desperdicio. Simplemente genial. Esta vez creo que valdrán más las imágenes que os dejo que las palabras que pueda decir.
