“Hacer tridimensional el diseño gráfico y poder ponértelo”

Sigo con mi pasión por la artesanía. La contemporánea y la actual que quizás dentro de 200 años aparezca en algún museo. ¿Y por qué no? Cerca del teatro de la Latina, en Madrid, tengo una cita con Eva, una joven creadora. Pero antes de contar nada sobre nuestro encuentro, he de poneros en antecedentes.

Nos conocimos por Internet. Gracias a Instagram puedes descubrir cientos de creadores, artesanos, diseñadores…y en medio de esa jungla digital encontré cierto día un nombre, una marca que me llamó la atención: Amor a muerte

Calaveras, rosas, golondrinas…de pronto vi todo un mundo con el que me sentía plenamente identificada. Parecía una marca hecha para mí. Y rápidamente me hice con una de sus piezas. Como no podía ser de otra forma, escogí una golondrina. Sus líneas, sus colores, su material, todo generó en mí el ansia de quien quiere saber qué hay detrás, quién. Cómo consigue ese resultado, de dónde viene la idea.

En una noche fría, en el barrio de la Fortuna, mientras esperábamos para ver a los Coronas en directo, en plena concentración motera ahí estaba Eva. Luchaba contra el viento para que sus flores no salieran volando. Su tupé parece que sobrevivió, pero las noches así no están hechas para “las chicas pin up” con faldas de vuelo. Había desplegado una mesa con sus “joyitas”, sus cerezas, sus calaveras… nos saludamos, cruzamos unas palabras y nos pusimos rostro pero no nombre. Ella era la de Amor a Muerte y yo la de Parafiliarte. Esto teníamos que arreglarlo.

Así que, viniendo a la actualidad, me cogí un café para llevar y me colé en su estudio. Siempre me ha interesado ver dónde trabajan los artistas. Qué tienen en las paredes, qué música escuchan, con qué luz trabajan. Eva, de manera generosa no sólo me mostró eso. Además, contestó a mis difíciles preguntas, sin preparación, sin entrenamiento y sin tapujos.

¿De dónde vienes? Me daba igual que me contestase la calle, el lugar de nacimiento o el planeta de origen. Quería que me contestase ella, saber qué quería contarme. Y me dio un perfil entero.

Había estudiado Bellas Artes, venía de Valencia y como muchos, pensó que vivir de la pintura iba a ser muy difícil. Entonces se especializó en diseño gráfico. Pero tampoco es fácil, existe mucha competencia y “hasta que te piden lo tuyo pasa mucho tiempo”.

La falta de mercado y la crisis fueron algunos de los factores que llevaron a Eva a venirse a Madrid. A finales de mayo salió a la calle su marca, Amor a Muerte. Pero detrás de lo que hoy vemos hay dos años de trabajo.

¿Qué es Amor a Muerte? Es la suma de la pasión por el arte, por el diseño de tatuajes y la joyería. Alguien que no pueda llevar tatuajes o no quiera tatuarse puede llevar una pieza mía. No lo llamo joyería, no sé cómo llamarlo. No soy joyera, es lo único que no saqué de Bellas Artes.

Me llaman la atención los materiales, hay metacrilato y madera. Hay piezas que están conformados por 17 o 20 pequeñas partes superpuestas, encajadas como si fueran un rompecabezas.

Eva me explica que lo que hace es “hacer tridimensional el diseño gráfico y poder ponértelo”. Un diseño gráfico inspirado por el tatuaje, por el estilo “old school” y por el arte. Tres pilares que sustentan las creaciones de Amor a Muerte. Flores para el pelo, lacitos, ternura y delicadeza que tienen una historia detrás.

En su colección 5000 millas nos habla de las golondrinas:
“Son muchos los significados que se atribuyen a los tatuajes de golondrinas. Un marinero se tatuaba una golondrina cuando había navegado 5000 millas. Esta le proporcionaba buena suerte, aparte de simbolizar la idea del regreso. Los marineros utilizaban este símbolo para asegurar su vuelta a casa, o en el peor de los casos, que estas aves llevaran su alma al cielo. Además se dice que cuando una golondrina encuentra el amor, acompañará a su pareja de por vida…”

Os dejo con la versión “podcast” casera, sin edición, sin retoques, grabada del tirón con medios rudimentarios.